Las últimas convivencias celebradas en Cemi tuvieron un gran éxito de convocatoria.

Foto de grupo, convivencias otoño 2019

Del 18 al 20 de octubre un total de 154 asistentes, de los que 26 era jóvenes de entre 18 y 30 años, nos reunimos, por vez primera en la casa de espiritualidad “Santa María de los Apóstoles”, en Cubas de la Sagra.

 El tema era muy atractivo para todas las edades: La vida como camino: ¿Caminamos como peregrinos o como turistas?”

La comunidad María Reina eligió como ponente a José Antonio Barbudo, religioso marianista, miembro de la comunidad CEMI de Cádiz (Comunidad Gerardi) y hombre de acción y de reflexión. Y precisamente eso es lo que hizo, llevarnos a todos a repensar cuales son los caminos que cada uno vamos tomando en nuestro viajar por la vida.

La presentación de las convivencias el viernes por la noche destacaba que los contenidos iban a ser muy variados y actuales. Tras una bendición del peregrino con la que arrancamos, se proyectó el documental titulado “Nuestro Planeta”, una espectacular visión de la Tierra que habitamos y una llamada al cuidado de la casa común, escenario sagrado en el que desarrollamos nuestra vida en armonía con otras muchas vidas.

El sábado amaneció con una propuesta novedosa: una caminata en silencio (antes del desayuno) de 45 minutos que supo poner en marcha el espíritu peregrino de cada uno. El silencio, compartido con el grupo, nos invitaba a abrir el camino interior.

José Antonio Barbudo fue desentrañando diversas claves para la reflexión sobre nuestro caminar en la vida a través de varios ejemplos: Abraham, primer creyente que vive la vida como respuesta a la voluntad de Dios y marcha a una tierra desconocida, Moisés que saca a los israelitas de la esclavitud, Jesús que inicia una nueva vida para romper la frontera entre Dios y el hombre y los discípulos de Emaús, que consiguieron encontrar a Jesús en su camino.

El trayecto que Barbudo nos iba proponiendo es un lugar de encuentro con Dios y con los demás, es un camino de servicio que tiene sentido en sí mismo. Y la mejor manera de afrontarlo y recorrerlo es con ilusión y esperanza, alegría y confianza, abiertos a la sorpresa y viviendo el presente.

Una de las dinámicas más originales fue el “café con nombres”. Durante la merienda, nos reunimos en pequeños grupos y, mientras los organizadores nos servían un café, compartimos los nombres de las personas que han sido claves en nuestras vidas: sorpresas, recuerdos, incluso lágrimas, a la hora de pensar en nuestros propios caminos, hasta ahora, y compartir los nombres que han estado en ese itinerario

Los miembros de la comunidad María Reina, equipados con unos largos y vistosos delantales, hacían así evidente su actitud de servicio. Y no sólo era su actitud de disponibilidad, sino también la realidad del gran trabajo que hicieron todo el tiempo, distribuyendo habitaciones, poniendo y quitando los servicios de las mesas, atendiendo a unos y a otros, e incluso echando una mano en el office cuando hacía falta.

La eucarístía estuvo compartida con los niños, que hicieron un ofertorio especial exponiendo y explicando el gran mural que habían dibujado.

El domingo, Sergio Suárez moderó una mesa redonda formada con ponentes de distintas creencias y religiones y, por lo tanto, con sus diferentes propuestas para caminar por la vida: Fernando Pardo, budista, Noha El-Haddadd Boufares, musulmana, Itzjak Benabraham, judío y nuestro Javier Hernández, de CEMI, como católico.

Un intercambio y un diálogo muy interesante que abrió debates y controversias que el moderador supo incentivar y equilibrar.

Finalizamos las convis con una oración interreligiosa, que sirvió de despedida y a la vez  resumen de todo lo que habíamos descubierto en estas convivencias.

 

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