Llegó al piso de Francisco Navacerrada hace varias décadas, bajo el brazo protector de Jose Antonio Romeo. Hace unos días que Javi nos dejó. Se resistió, como siempre lo hacía, a recibir atención médica. Cuando por fin aceptó ser trasladado al hospital, lo hizo simplemente para despedirse allí de todo y de todos. El segundo izquierda muestra la silenciosa herida que queda en la habitación en la que vivió tantos años. Los últimos, con su pachorrudo gato, que lo extrañará desconcertado.

Antes, mucho antes, nuestro recordado Jose Antonio Romero lo había tenido en su casa cediéndole cama caliente a él y a su hermano desde el día en que la policía local los sacó de un rincón urbano donde malvivían y se los dejó en su parroquia de María Reina cuando apenas eran unos críos.

La Fundación Romeo continuó dando a Javi el mismo amor incondicional y generoso con el que lo había acogido José Antonio. Cuando conseguimos ofrecerle a Javi un alojamiento en Francisco Navacerrada, el único proyecto que lo acompañaba era el amor sin condiciones con el que siempre vivió José Antonio el Evangelio. Muchas personas de las comunidades CEMI, y en particular quienes hemos sido miembros de la Fundación Romeo (www.fundacionromeo.es), hemos intentado ofrecerle a Javi, y a tantos otros beneficiarios, ese mismo acompañamiento transformador. Ahora, los proyectos van vinculados a una serie de criterios, puestos en papel, necesarios para los nuevos tiempos. El de Javi, sin normas preestablecidas, ha terminado ya con su partida.

No ha sido un compromiso fácil, como no lo fue conseguir que renunciara a guardar en casa una imponente catana con la que llegó y con la que nos intimidaba a muchos. Atrás quedan conversaciones, negociaciones, vida cotidiana. Atrás queda la inquietud inconsolable que le provocó el confinamiento de la COVID. Y la relación de confianza que Rosalía fue construyendo con él; el día a día con Carlos -el educador social de la Fundación-, recientemente con Ángel, siempre con su amigo Julián y con tantas personas que constituían el mundo de Javi.

Las palabras de Keko en su despedida lo expresan bien: …”Le vamos a echar de menos, seguramente nuestro Romeo le esté recibiendo y llamándole insensato. Descanse en Paz”.

La Fundación Romeo, mentora de Javi durante más de tres lustros, en su empeño de dar techo y apoyo en algunos de los pisos de la calle Francisco Navacerrada a quienes en los márgenes de nuestra sociedad no encuentran ayuda, estudiará un proyecto para un nuevo inquilino.

Para hacerlo se basa en los criterios de “Evaluación y Puesta en marcha de Proyectos de la Fundación Romeo”, que se publicaron en el boletín 110 de CEMI.

Hace unos meses finalizó el proyecto presentado por el grupo de apoyo “Habitación y Trabajo” para proporcionar  durante tres años una vivienda a una pareja rumana mendicante, sin techo. Al acabar, ampliamente, el tiempo establecido y renunciar a la inserción laboral buscaron otra solución habitacional.

Esta vivienda se ha puesto a disposición de una joven familia con una compleja situación de necesidad de acuerdo con el proyecto presentado por su grupo de apoyo.

Otros proyectos de integración social siguen su curso:

Una familia inmigrante, reagrupada, se esfuerza en salir adelante en otra vivienda que comparte con un animoso refugiado maliense que se enfrenta a las barreras de nuestra sociedad opulenta: trabas burocráticas, explotación laboral, futuro incierto, con la ayuda de un grupo de apoyo.

 En otra vivienda, unas mujeres, con la ayuda de una organización religiosa, preparan con esperanza su plena independencia, después de haber dejado atrás los lugares oscuros de nuestras ciudades.

Y en Vallecas los usuarios del Club Los Amigos (CLA) están alcanzando ya un  alto grado de autonomía económica y de gestión. La Fundación Romeo proporciona al barrio un espacio vecinal robusto y duradero del que muchos han disfrutado o disfrutan y al que muchos donantes, algunos anónimos, contribuyen.

Creemos en una sociedad mejor. Y trabajamos por ello.

Hoy, con la partida de Javi, tenemos un recuerdo para todos, además de uno muy sentido y especial para nuestro amigo.

 

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