Empezamos nuevo año 2021. Todas las comunidades CEMI hemos vivido, en este año que concluye, un tiempo incierto y muy difícil.
Sería bueno recordar las palabras de Juan … “se hizo carne y acampó entre nosotros” (Jn 1, 14). También durante este tiempo pudimos sentir su presencia, que habita en nuestro ser; estando a nuestro lado en las dificultades, con el corazón roto, con la enfermedad, sin abrazos, en cada momento aportándonos luz y esperanza.
Fuimos afortunados porque nuestra experiencia de vivir la fe en comunidad nos hizo sentir su presencia más cercana y constante.
Se inician en nuestras comunidades las reuniones y Eucaristías on-line, una nueva forma de vivir los viernes fin de mes y unas convivencias que nos permiten compartir de otra manera nuestra fe.
Ha sido una suerte que todos hemos disfrutado y que tenemos que agradecer a nuestro querido José Antonio y a su visión de futuro (Eucaristías domésticas). Fuimos buscando un rincón en casa para dedicar a nuestros encuentros y ¿por qué no? a nuestros ratos de oración personal. Así que no nos queda más remedio que acostumbrarnos a las nuevas tecnologías sin perder lo esencial de las celebraciones…
Las comunidades CEMI seguimos viviendo la fe de esta manera. Nos vemos y podemos interactuar todos en nuestras reuniones virtuales, vamos a lo esencial y salimos de ellas fortalecidos y con buenas sensaciones.
Pero esta nueva modalidad aumenta nuestra responsabilidad, ¿qué nuevas formas tenemos que buscar para acercarnos a los demás y ofrecerles la Buena Nueva?, ¿cuáles son los lugares y los medios que tenemos a nuestro alcance y de los que podemos sacar mayor provecho?.
Vamos caminando, que es lo importante. Estamos remontando la borrasca, pasarán las nubes y saldrá el sol. No nos acomodemos y nos encerremos en nuestra burbuja de confort porque todos estamos llamados a acercarnos y abrazarnos con las nuevas formas que están a nuestro alcance y nuestra imaginación, confiando siempre en el Espíritu.
Dios sigue llamando a nuestra puerta en este nuevo año.
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